Bienvenidos al blog de porteros de Mario Bazán ;


miércoles, 30 de marzo de 2011

El mito del "portero"

Que el portero siempre ha sido el discriminado en cierto modo,en este gran deporte que es el futbol es de saber popular. Suelen entrenar un dia más, visten diferente, son mal mirados en la mayoria de campos incluso son victimas de insultos e increpaciones.A raiz de eso toda la gente nos trata como bichos raros: Se tiran por el suelo cada dos por tres, reciben golpes y más golpes, se han de poner delante de balones a velocidades de vertigo y tantas adversidades que no acabaria nunca.Quiero decir con esto, que para poder sentir como un portero hay que serlo, es imposible imaginartelo es una tension constante tanto fisica(Aunque algunos digan que no hacemos nada) como mental.Tanto y tanto trabajo para que? Para el placer más importante que podemos sentir mirar la cara del delantero cuando le hemos sacado el balon de la escuadra o le hemos desbaratado un uno contra uno en el que solo había de empujar el balón.
Con todo esto quiero hacer un pequeño homenaje a todos aquellos que alguna vez han sentido la necesidad de tirarse a por un balón: El portero, la estrella solitaria e incomprendida del fútbol, héroe y villano, amigo o enemigo...pero siempre brillante y decisivo.

domingo, 6 de marzo de 2011

el Penalti

  Es una situación vinculada de una manera simplista, al factor suerte o aleatorio, pero es realmente así?. Yo, y muchos otros entrenadores de porteros, decimos que no.

Hay muchos estudios que revelan que existen probabilidades de acierto por parte del portero en la pena máxima. ¿Pero cómo puedo saber como va a ser el lanzamiento? La técnica que se utiliza para el análisis a priori se basa en unos preíndices .

Por tanto, fijándonos en esos preíndices la probabilidad de éxito en el penalti aumenta de manera considerable.

En este artículo estudiaremos el primer preíndice, en orden cronológico, desde que el jugador coloca el balón hasta que lo golpea:

LA CARRERA: se refiere a la carrera que realiza el rival para lanzar el penalti. Si la carrera es frontal existe una gran probabilidad de un golpeo al lado contrario de la pierna que golpea el balón, o bien al centro de la portería. Si la carrera es diagonal, lo más probable es que el balón se dirija al lado de la pierna que lanza.

Estudios realizados por Raya y Navarro en 1990 sobre el Mundial de México 86, que lo he podido leer en el libro Metodología global para el entrenamiento del portero de fútbol muestran los siguientes datos:


De los 12 penaltis analizados durante el transcurso de los partidos obtienen los siguientes resultados:

- 7 penaltis son lanzados con la pierna derecha y dirigidos a la derecha del portero (77,7%)

- 2 penaltis son lanzados con la pierna derecha y dirigidos a la izquierda del portero (22,2%)

- 1 penalti es lanzado con la pierna izquierda y dirigido a la derecha del portero (33,3%)

- 2 penaltis son lanzados con la pierna izquierda y dirigidos a la izquierda del portero (66,6%)

De los 27 penaltis analizados después del tiempo de prórroga obtienen los siguientes resultados:

- 17 penaltis son lanzados con la pierna derecha y dirigidos a la derecha del portero (80,9%)

- 4 penaltis son lanzados con la pierna derecha y dirigidos a la izquierda del portero (19,04%)

- 4 penalti es lanzado con la pierna izquierda y dirigido a la derecha del portero (66,6%)

- 2 penaltis son lanzados con la pierna izquierda y dirigidos a la izquierda del portero (33,3%)



 


Por tanto, podemos obtener varias conclusiones, que los jugadores tienden en gran medida a lanzar al lado contrario de la pierna con la que golpean. Y que si la carrera se realiza de forma diagonal, el disparo es muy probable que se realice en paralelo, es decir, al lado de la pierna. En cambio si la carrera es frontal, es muy probable que el disparo sea o recto o al lado contrario de la pierna que dispara.
En un penalty el portero siempre piensa que la portería es grande y el lanzador que es pequeña. El objetivo, desde el punto de vista de la preparación del portero, debe ser que a los dos les parezca lo más pequeña posible.

Para ello nos podemos refugiar en la psicología y en el gesto del portero. En este artículo me voy a centrar en el segundo caso, y más adelante publicaré uno con el aspecto psicológico.

Durante mi carrera como portero he tenido varias tandas de penalty en las que he podido comprobar como varios lanzadores lanzaban balones fuera debido a la desconcentración. Para ello el portero debe saber gesticular y moverse para que el delantero tenga la mente lo más nublada posible.

El portero solo se puede mover en dos dimensiones (alto y ancho), no pudiendo avanzar hacia delante.

Por tanto debemos jugar con estas variables:


  • Cuerpo: debemos tener consciencia de que nuestro cuerpo sirve para moverse y que esos movimientos distraen al lanzador.
  • Movimiento horizontal: hasta hace poco el portero no se podía mover encima de la linea, debía estar quieto, pero la eliminación de dicha regla da ventaja al portero, ya que el delantero puede ver como el lado al que ha decidido lanzar está cubierto antes del chut.
  • Movimiento vertical: el portero puede saltar, agacharse e incluso ponerse de cuclillas ante un lanzamiento.
Con estas variables debemos dar rienda suelta a la imaginación y crear movimientos, rituales, muecas y despistes lo que hará que el delantero vea la portería más pequeña y dude en su lanzamiento, debiendo ajustarlo lo máximo posible aumentando la probabilidad de cometer un error.
 Conclusiones:
- Podemos decir que la probabilidad de que un jugador diestro lance el penalty al lado derecho del portero es mayor que la del mero azar (76,92% > 50%).

- Los jugadores zurdos no han podido ser analizados con profundidad debido a la escasez de elementos. Si tuviesemos que obtener una conclusión podríamos decir que éstos son más tendentes a lanzarlo en paralelo, es decir a la izquierda del portero.

- Si observamos los lanzamientos observando la carrera y teniendo en cuenta estas estadísticas podemos decir que la probabilidad de acierto del portero se eleva considerablemente.
Expertos en la pena máxima  ;
«¿A que no hay huevos de tirármelo por la izquierda, como el otro día en el Calderón? Se ve que tienes miedo, va a ir por la derecha». Con estas palabras Julen Lopetegui consiguió intimidar a Salva Ballesta en un Valencia-Rayo del 2001 antes de que el sevillano lanzara un penalti. Lo tiró por el centro y el hoy comentarista televisivo se lo paró. Es una de las mil historias en torno a una pena máxima.

En los vértices de la línea imaginaria de once metros que une la línea de fondo y el punto de cal, lanzador y meta intercambian roles. Al cancerbero nadie le mirará con lupa si no ataja el esférico, pero el delantero puede ser recordado por su error. Y si no que se lo pregunten a Djukic o a Trezeguet. A algunos porteros les brilla la mirada en las tandas de cinco. Son los parapenaltis, especie futbolística de moda gracias a la sensacional actuación de Pepe Reina en las semifinales de la Champions.


«Los tiempos han cambiado», asegura Santiago Cañizares, especialista en estas lides. «Ahora tenemos tantos vídeos, analizamos tanto los disparos que puedes volverte loco. 'Suele tirar por la derecha, pero sabe que yo lo sé.', piensas. Pese a la proliferación de tecnologías siempre queda lugar para la improvisación y el análisis del momento».

El portero del Valencia comparte la opinión de otro especialista, Javier Urruticoechea. El que fuera meta de la Real y el Barça dio a los culés una Liga merced a una pena máxima atrapada en la última jornada, consideraba que un penalti lo falla el delantero más que lo para un portero. Cañizares lo ve claro: «Comparto la opinión de Urruti. Existen lugares de la portería a los que no podemos llegar en tan breve espacio de tiempo, pero la psicología es clave y mérito nuestro, cuanto más tiempo pase más se comerá la cabeza el tirador, si el portero tiene fama de atajar penaltis, tiene envergadura y sabe cómo poner nervioso al personal, el lanzamiento está condicionado. Meter gol se convierte en obligación imperiosa. Cada uno tiene su método para meter presión».

El meta del Villarreal, Sebastián Viera, también conoce la efectividad de las argucias. Cuando el árbitro señala los once metros, el charrúa se hace el loco. Busca una toalla, un bidón, se aparta de la portería Cualquier cosa con tal de que el lanzador tenga que pensar. De los siete lanzamientos en dos años sólo ha encajado uno.

No debe de ser casualidad, porque el parapenaltis de moda, Pepe Reina, también hizo de muralla en el Submarino Amarillo. Detuvo cinco de siete. Según Cañizares es el mejor especialista que nunca ha visto. «Y no soy ventajista, lo pensaba desde hace tiempo. Si te fijas, el primer lanzamiento que atrapa contra el Chelsea es de una calidad sublime. Más allá de adivinar el lado, la estirada es perfecta».

Reina detuvo tres penaltis al West Ham en la final de Copa del año pasado. Juan Carlos Unzúe le da importancia, pero relativa. «Atrapar el primero es clave. Transmite confianza. Pero nunca daré prioridad a un portero sólo por ser bueno en esta suerte, todo va por rachas. En mi debut, detuve un penalti, y días después, con Osasuna, eliminamos al Barça en la tanda fatídica. Pero en un mismo año me lanzaron doce y paré uno».

Reina no es el único parapenaltis que ha pasado por los vetustos vestuarios de Anfield Road. Ray Clemence fue uno de los primeros especialistas. El inglés blocó un penalti a Heynckes en una final de la UEFA, entre otras importantes paradas con el balón a once metros.

La palma se la lleva el excéntrico Bruce Grobbelaar, que llevó a cabo un ritual mítico en la tanda de la final de la Copa de Europa ante la Roma en 1984. Antes de que le lanzaran, comenzó a moverse espasmódicamente, balanceando torpemente las piernas como si hubiese bebido alcohol en cantidades industriales. Graziani se despistó, y el balón apenas rozó el larguero. La imagen de aquella final, volvió a reproducirla Jerzy Dudek, portero de los reds, en la final de Champions de 2005.

Carragher, central y acérrimo seguidor de la leyenda de su equipo, le pidió antes de la tanda que lo imitara. El polaco reeditó la mueca, con menos salero, pero Kaká se la coló. Y es que el brasileño no se asusta ni ante una manada de leones. «Los penaltis están diseñados para jugadores técnicos, pero con el matiz de que deben tener la cabeza muy bien amueblada, o por el contrario, una inconsciencia plena» asegura Unzúe, que ha conseguido que Valdés tenga una estadística de tres penaltis parados de seis, por los dos de diecinueve que llevaba hasta la pasada temporada.

 Algunos técnicos no parecen apreciar esta inusual virtud. Toldo llegó a la Euro 2000 por casualidad. Peruzzi renunció, y Buffon se lesionó. En la semifinal contra la anfitriona Holanda recibió seis penaltis, dos en tiempo de juego. Sólo uno entró, durante la tanda. Atajó cuatro.

Sergio Goycochea pasó a la historia por su acierto en Italia 90. Se convirtió en héroe nacional en Argentina, con permiso de Maradona, tras pasar dos rondas por penaltis con cinco penaltis detenidos. Paradójicamente, perdieron la final desde el punto fatídico, pero durante el tiempo reglamentario. «Es el mejor de los parapenaltis que yo he visto», sentencia Claudio Bravo. Unzúe comparte la opinión, «aunque Buyo y Urruti siempre deben aparecer en la lista». Dida, Franco y Duckadam completan la nómina .

La próxima final de Champions podría acabar a penaltis. En tres de las últimas siete ediciones se llegó con empate al minuto 120. En la ciudad de los Beatles seguro que firman la igualada, ya saben a quién aferrarse.


De Arconada a Claudio Bravo
 

Cuando enfrente del lanzador aparece un portero de la magnitud de Arconada no hay lugar para la parsimonia. Su apellido imponía. Por eso no pasaba nada cuando le pitaban un penalti a aquella Real. El título copero de 1987 contra el Atlético se materializó gracias al que detuvo en la tanda final a Quique Ramos.

Sin llegar a ese nivel de importancia, el también realista Claudio Bravo entró en la historia de los penaltis. En la final del Torneo Apertura de Chile, Mayer Candelo lanzó a lo Panenka y el chileno mordió el anzuelo, pero se reincorporó de forma espectacular: «En Chile conseguí parar bastantes, desde que llegué a la Real me han lanzado dos, y aunque no sirva de consuelo, acerté siempre el lado pero sin tapar. Yo como portero me muevo, me escoro a un lado, y me guío por la intuición, aunque veo bastantes vídeos. Cada portero tiene su ritual». En el Liverpool-Chelsea no lo dudaba. «Sabía que Reina no perdonaría».

El ex portero realista José Luis González saltó al estrellato tras detener el penalti crucial a Djukic en el último minuto de la última jornada de liga en el 94.

José Ramón Esnaola, andoaindarra y ex portero realista, también tiene su historia. En la tanda de penaltis de la final de Copa de 1977 entre Betis y Athletic, Esnaola paró tres, pero pasó a la historia por meterle uno decisivo a Iribar. «No había lanzado un penalti en mi vida y no quería hacerlo. Tenía un miedo tremendo. ¿Meterle un gol a Iribar? Tenía en la cabeza a dónde lo iba a tirar y salió bien. Cuando nos cruzamos le pedí perdón».